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El plan ganadero oficial se debate entre la realidad y la ficción

Según el Gobierno, con este programa se garantizarán 3 millones de toneladas para el mercado interno y, al mismo tiempo, 2 M/T para exportar.



Tras conocerse días atrás el anuncio del plan ganadero oficial, que en la primera reunión arranco con un portazo de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA). diferentes analistas dieron a conocer su parecer sobre la iniciativa oficial que cosechó más críticas que aprobaciones.


Una de las voces que se conoció en las últimas horas es de Julia Aiassa, analista del Rosgan, la principal plataforma de remates televisados que creó, hace más de una década la Bolsa de Comercio de Rosario.


La analista consideró que para alcanzar los objetivos de 5 millones de toneladas de carne implica iniciar un proceso de retención y recomposición del stock, se limitará la oferta de carne, durante los años que demande alcanzar ese objetivo.


“Por más noble que luzca su objetivo, cuando los anuncios van más rápido que la realidad cualquier plan pierde consistencia”, dijo María Julia Aiassa, analista del Mercado Ganadero, Rosgan, respecto del programa ganadero lanzado por el Gobierno nacional, en el que se apunta a llegar a las 5 millones de toneladas de producción de carne vacuna.


“La Argentina, en materia ganadera, tiene un gran desafío por delante y es, precisamente, lograr trascender los intereses cortoplacistas que —muchas veces— impone la política para trazar definitivamente un horizonte de crecimiento racional, coherente con nuestra realidad productiva y, en especial, sostenible en el tiempo”, agregó.


Aiassa explicó que lograr esos 5 millones de producción, sin forzar a tal extremo los diferentes indicadores de productividad, implicaría iniciar un proceso de retención y recomposición del stock nacional durante los próximos años que, indefectiblemente, limitaría la oferta de carne durante los años que demande dicho proceso.


En este sentido, si lográsemos incrementar el stock de vacas a un mínimo de 30 millones de animales, trabajando con tasas de destete del 65 % a nivel nacional e incrementando los pesos de faena a niveles cercanos a los de nuestros vecinos (260 kilos por res), lograríamos producciones anuales en torno a los 5 millones de toneladas de carne”, dijo.


“Sin embargo, este camino demandaría un proceso de reconstrucción de ese stock de vientres, durante el cual la faena anual debería tener al menos 1,5 millón de hembras menos para lograr el objetivo en un plazo no menor a 5 años. Es algo que, en este contexto de escasez de oferta y precios en alza, políticamente no sería deseable forzar”, aseguró.


La consultora recordó que, según el Gobierno, con este programa se garantizarán 3 millones de toneladas para el mercado interno y, al mismo tiempo, 2 M/T para exportar.


Añadió que, si bien aún no se conocen los plazos planteados, se podríamos tomar —a modo de hipótesis— un horizonte objetivo de 10 años.


“Considerando el crecimiento demográfico argentino, con tasas en torno al 1 % anual, en dicho plazo la población argentina podría alcanzar los 50 millones de habitantes. Si el objetivo trazado es garantizar una producción de 3 M/T de carne vacuna para el mercado doméstico, esto equivaldría a volver a un consumo de 60 kilos anuales per cápita”, describió.


“Aun bajo una hipótesis de cero crecimiento en el consumo de otras carnes, como pollo y cerdo, esto supone que el consumidor argentino deberá absorber 125 kilos de carne al año; es decir, entre 10 a 15 kilos más de los que actualmente consume”, indicó.


Recordó Aiassa que la Argentina, pese a la crisis económica de los últimos años, sigue siendo uno de los mayores consumidores de carnes totales en el mundo.


“Por lo tanto, ¿cuán genuina es esta demanda por mayor consumo? En principio, no resulta demasiado clara. En lo que respecta al aumento de la producción, claramente es necesario dar un salto sostenible en materia productiva”, expresó.


“En los últimos 30 años, la Argentina produjo, en promedio, apenas 2,8 millones de toneladas anuales. El año de mayor producción fue en 2009, cuando se alcanzó un total de 3.376.000 toneladas, a expensas de una voraz liquidación del stock”, admitió, para agregar que al año siguiente (2010), la producción total de carne vacuna caía a 2.626 mil toneladas.


“Precisamente, el nivel de extracción de los dos años previos había trepado al 28,5 % avizorando ya aquel desenlace: una pérdida de más de 5 millones cabezas en tan sólo 12 meses y el inicio a un ciclo de escasez que condicionó fuertemente los siguientes años”, explicó.


Aiassa remarcó que el otro atisbo de crecimiento que tuvo la producción nacional comenzó a registrarse a partir de 2017.


“Tras siete años de estancamiento por debajo de los 12 millones de cabezas faenadas, a partir de ese año comienza a reactivarse la faena. Fue producto de un rotundo cambio en la política de exportación, impulsada, a su vez, por el impresionante crecimiento de la demanda china”, aseguró.

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