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El río Paraná va por el récord y llegaría a un metro por debajo del cero: cómo impacta en el agro

Se espera que en septiembre supere la marca más baja, que fue en 1944.



La bajante del río Paraná se agudiza y las alarmas ya están encendidas en el sector agropecuario y ambiental. Al mismo tiempo, los especialistas anticipan que el nivel seguirá descendiendo.


En este sentido, destacaron que esta crisis es grave por su pronunciada bajante y por su prolongación en el tiempo. Desde el Centro de Investigación de Recursos Naturales (CIRN) del INTA definieron a la Cuenca del Paraná como un sistema complejo con represas, humedales, planicies aluviales, lagunas, delta.


“La normalización de su régimen hidrológico llevará tiempo y dependerá de la regularización de las lluvias”, explicó Pablo Mercuri, director del CIRN. Además, agregó que no solo deben recuperarse los niveles hídricos, sino también el nivel de reserva de agua en el perfil del suelo de cinco estados del Brasil en situación de sequía histórica.


Bajante histórica

El Instituto Nacional del Agua (INA) explicó que esta es la peor bajante del río Paraná desde 1944. El instituto trazó un escenario que indica que el río en Santa Fe alcanzaría sus niveles más bajos de la historia a fines de septiembre, superando la marca de 1944 cuando se registró -1,04 metros.


“Analizando el pronóstico, en un contexto de bajante es importante lo que tiene que ver con alivios temporales como son lluvias sobre el cauce medio en territorio argentino, o sobre el Iguazú que al estar muy poco regulada es de rápido aporte de caudal al Paraná, luego de pasar por las Cataratas”, expresó Mercuri. Además, agregó que es muy probable que se conviva con la situación de emergencia durante los próximos meses de este año.


Impacto de la bajante en el agro

El nivel del río está afectando al sector en diversas aristas. Uno de estos inconvenientes se centra en la logística del transporte fluvial.


“En los próximos días muchos de los puertos a lo largo del trayecto del río mostrarán alturas de valores cero o varios centímetros por debajo del cero”, expresó Mercuri. Además, agregó que se suma el problema del acceso al agua en cantidad y calidad por las poblaciones aledañas y lo productivo a lo largo de la cuenca.


Un punto a destacar es la ganadería de islas, bajos y de áreas de ribera afectadas por la baja disponibilidad y calidad del forraje. También por la falta de agua para beber y problemas en la captación de agua por las arroceras.



Otro eje a rever es el impacto en la apicultura ya que afecta la floración de especies nativas o por la aparición de especies invasoras. La pesca comercial y la artesanal, también son preocupaciones por los daños que pueden generar la bajante.


“En Santa Fe, los principales problemas son ambientales y productivos, tienen similitud con la mayoría de las zonas del país afectadas por la sequía”, explicó Alejandro Longo, director del Centro Regional del INTA de esa provincia. En este sentido, comentó que se reportaron problemas con el cupo de cargas portuarias en los puertos del Gran Rosario.


Pero los problemas no son solo productivos. Desde el INTA Santa Fe describieron también los impactos ambientales entre los que se puede destacar el incremento del riesgo de incendios de pastizales, la afectación de la biodiversidad tanto de la flora como la fauna y la dinámica de los humedales abastecidos por el río.


Desde el INTA recomiendan el seguimiento de alturas en los diversos puertos y las alertas hidrológicas de la Cuenca.

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