El valor agregado que da ser parte de un emprendimiento familiar
Graciela Liliana Koch analizó el trabajo que desarrollan con su esposo e hijos. La coyuntura actual y el rol de las mujeres en este nuevo tiempo.
Graciela Liliana Koch está casada con Rubén Leichner hace varios años y tienen tres hijos (Diego, Leandro y Pamela) y cuatro nietos. Comentó que “Tenemos nuestro establecimiento en Don Cristóbal Primera. Nos dedicamos a la agricultura principalmente, aunque también tenemos ganadería, que hacemos en conjunto con los dos hijos varones. Nuestra hija mujer ya se independizó. Es un emprendimiento familiar el nuestro y eso le da un valor agregado a nuestra actividad. Diego, por ejemplo, se dedica más a la ganadería, mira los remates, analiza los lotes, se va produciendo el negocio así. Se trabaja en familia”.
“Se tiene que ir dando la renovación también, es la vida, ir dando paso de a poco a los hijos. En nuestro caso, Rubén aún está involucrado en los negocios y no es una decisión sencilla ceder en la toma de decisiones. Diego va a cumplir 41 años ahora y Leandro tiene 38, paulatinamente se tiene que ir cediendo”, agregó.
Y dijo que “Hay que seguir remando, todo está muy difícil pero cuando la familia acompaña todo se hace más sencillo. Uno confía en la familia, delega tareas y responsabilidades y eso hace todo más fácil”.
Del campo a la ciudad
Graciela explicó en otro tramo de la entrevista que “Desarrollamos con el grupo del que formo parte una actividad denominada Del campo a la ciudad que consistía en pintar un mural. Esto fue una iniciativa de la juventud agraria de la cooperativa. Nos invitaron a quienes formamos parte del Grupo El Despertar. Se hizo en conjunto con La Ganadera y el Municipio”.
“Los colores no son casuales, había una gama seleccionada porque significaban algo. Los triángulos del fondo del mural representan los colores del cooperativismo. Es un rompecabezas donde aparecen los servicios de la cooperativa y los vínculos del campo a la ciudad, con el trigo, las vacas, gente de la ciudad, junto a los silos y demás vínculos que están representados”, detalló.
“Fue un trabajo espectacular, nos reuníamos en las tardes con la diseñadora del mural, trabajamos muy bien y disfrutamos mucho de los encuentros y la pintura, que es importante. Ojalá el año que viene haya algo similar. Es gratificante estar con gente que uno conoce, que se lleva bien, con la que puede dialogar, confraternizar y pasar lindos momentos”, indicó.
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