Hay un manual que enseña a certificar alimentos y bebidas que se producen en la Argentina
La huella de carbono de un producto es la metodología que cuantifica las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) a lo largo del ciclo de vida de un producto o servicio, y abarca todas las actividades: desde la adquisición de las materias primas hasta su gestión como residuo.
Esta información permite a los consumidores decidir qué alimentos comprar en función del impacto ambiental. El accionar sobre su balance permite que una organización logre su neutralidad ya sea mediante acciones de mitigación o su compensación.
En este sentido, el INTA junto con el Programa Argentino de Carbono Neutro (PACN) desarrollaron y presentaron el Manual de Cálculo de Balance de Carbono y el Manual de Buenas Prácticas Ambientales. Dos herramientas que son las piezas clave para avanzar en buenas prácticas que ayuden a mitigar el impacto ambiental durante todo el ciclo de vida de un producto. Fueron realizados en el marco de la mesa de maíz y sorgo conformada por empresas ligadas a la producción e industrialización de ambos cultivos junto con proveedores de insumos claves para la producción.
Durante la presentación, Jorge Hilbert –investigador del Instituto de Ingeniería Rural del INTA– afirmó que “se trata de un trabajo muy intenso que hemos desarrollado en conjunto”, y agregó que “se estima un horizonte de posibles mejoras alcanzables en la reducción de pérdidas, en la eficiencia de procesos y en el incremento de rendimiento, lo cual tiene un impacto muy fuerte en la reducción de emisiones”.
Con el objetivo de implementar buenas prácticas para mitigar el impacto ambiental y certificar los resultados para posicionar de manera exitosa los alimentos y bebidas de la Argentina en las góndolas del mundo, un grupo de consultores –liderados por Hilbert– trabajó sobre casos testigos locales que posibilitaron el análisis de ciclo de vida, permitieron relevar toda la información disponible a nivel local y pudieron validar, a través del resto de las empresas y asociaciones miembro de la mesa sectorial, los modelos construidos.
Durante ocho meses de trabajo se evaluaron diferentes productos para lo cual se desarrollaron herramientas de cálculo específicas para cada caso. Entre los productos evaluados bajo diferentes normas internacionales se encuentran los granos de maíz y sorgo utilizados en la siembra, harina de maíz convencional en presentación de 1 Kg, aceite de maíz sin refinar a granel, almidón de maíz a granel, burlanda y bioetanol de maíz.
“Se puede observar como una posibilidad el cambio de combustibles en el sector, tanto para el transporte y logística como para transformación. Allí tenemos un horizonte del 25 al 35 %”, indicó Hilbert y agregó: “Lo relacionamos con la efectividad de la reducción de emisiones que divide el costo de implementar la medida por la cantidad de toneladas de dióxido de carbono que podemos evitar”.
La captura de carbono en suelos tiene niveles de incertidumbre muy altos ya que depende de factores climáticos, edáficos y tecnologías agronómicas y los tiempos son elevados, con un mínimo de ocho años para establecer una captura. “El nivel de incertidumbre es alto por la cuantificación de la técnica en cada ecosistema y la regulación y mantenimiento de estas posibles capturas de carbono que están en debate a nivel internacional”, indicó Hilbert.
El Manual de Cálculo se desarrolló sobre la norma ISO 14067:2018 para el grano y semilla de sorgo, el grano, la semilla, la harina, el aceite y el almidón de maíz, mientras que para el bioetanol y la burlanda en seco se realizó sobre la norma ISCC.
Por su parte, el Manual de Buenas Prácticas Ambientales identifica prácticas que conllevan a la mitigación de las emisiones por eslabón en el mismo proceso productivo. A partir de la publicación de estas herramientas todos los actores productivos de la cadena podrán realizar y gestionar el cálculo del balance de carbono por producto desde la cuna hasta el puerto de salida en Argentina.
Hugo Grassi, vicepresidente de la Bolsa de Comercio de Rosario, afirmó: “El comercio internacional de alimentos, bebidas y bioenergía ha hecho mediciones que fueron incorporándose en los requerimientos por parte de las cadenas globales de comercialización de supermercados convirtiéndose en una condición de acceso a góndola”.
De acuerdo con Grassi, “la implementación de estrategias de gestión del carbono por parte de las cadenas de valor compromete la competitividad de productos del mercado internacional”.
El PACN tiene como objetivo el mapeo ambiental de los alimentos, bebidas y bioenergía de exportación, con el fin de implementar estándares de medición del balance de carbono y su certificación con miras a mejorar su competitividad y facilitar el acceso a mercados externos.
“El programa impulsa la creación de una marca de sustentabilidad sobre metodologías de medición, mejora y neutralidad de la huella de carbono”, afirmó Grassi. La primera mesa fue la de oleaginosas, cuyos manuales se presentaron en abril de este año. “Esperamos que pronto puedan incorporarse como la de la carne vacuna, porcina, garbanzos, arándanos, forestales y algodón”, subrayó.
Por su parte, Alberto Morelli, presidente de Maizar (Asociación Maíz y Sorgo Argentino) aseguró: “La producción agroindustrial enfrenta nuevos desafíos para atender una demanda de alimentos y energía creciente en un contexto de cambio climático, que exige producir de manera sostenible y amigable con el medio ambiente”.
En ese sentido, “las exigencias en materia sanitaria y de sostenibilidad ambiental siguen creciendo y cada vez hay más estándares públicos y privados requeridos y los consumidores son cada vez más exigentes con los productos que consumen”. Para lograr insertarse en los mercados internacionales “hay que incorporar el cumplimiento de estos estándares”, afirmó.
La Argentina inició su proceso de transformación hace tres décadas con la siembra directa, la biotecnología y la agricultura de precisión que condujeron a que hoy sea uno de los sistemas más sustentables. “Esto constituye una ventaja comparativa contra nuestros competidores”, destacó Morelli.
El próximo paso para el INTA será el desarrollo de manuales para la cadena de trigo. Ese proceso será liderado por Rodolfo Bongiovanni, especialista del INTA Manfredi –Córdoba–.
Qué es el PACN El Programa Argentino de Carbono Neutro (PACN) es un programa privado de adhesión voluntaria cuyo objetivo promueve la consolidación de una marca sustentable para productos de los sectores de alimentos, bebidas y bioenergías argentinos de exportación. Esta marca se logra mediante el trabajo sectorial conjunto sobre metodologías de cuantificación, prácticas de medición, mejora y neutralidad de la huella de carbono hasta la captura del valor económico de las reducciones logradas más allá de los compromisos existentes.
El PACN es promovido por la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, la Bolsa de Cereales de Bahía Blanca, la Bolsa de Comercio de Santa Fe, la Bolsa de Comercio de Rosario, la Bolsa de Cereales de Entre Ríos, la Bolsa de Cereales de Córdoba y la Bolsa de Comercio de Chaco.
La Mesa Sectorial de Maíz y Sorgo está conformada por: Maizar, ACABIO Cooperativa Limitada, ADVANTA, Bayer Argentina, BIO4 Argentina S.A., CAFAGDA, Cámara de Procesadores y Exportadores de Maíz Pisingallo (CAMPI), Centro de Exportadores de Cereales (CEC), Corteva, GEAR S.A., Oleaginosa Moreno Hnos SACIFIyA (OMHSA), PROFERTIL y UPL Argentina.
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