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Las secuelas de las PASO y el escenario posterior a las elecciones generales de noviembre

El economista Carlos Melconian fue el orador de una videoconferencia organizada por distintas cooperativas del país, entre ellas La Ganadera de General Ramírez • Interesantes conclusiones para entender dónde está parado el país, su gobierno y la gente.



El economista Carlos Melconian fue el orador de una videoconferencia denominada “Economía y política: un partido de tres tiempos”, organizada por distintas cooperativas del país, entre ellas La Ganadera de General Ramírez, el martes 2 de noviembre a las 20.00.


En una interesantísima disertación, dejó conceptos claros y contundentes sobre lo que dejaron las PASO, lo que puede suceder en las elecciones generales del 14 de noviembre y el escenario posterior para la economía y la política nacional.

Melconian abrió el juego planteando que “En los comicios legislativos del 14 habrá que mirar tres resultados: en todo el país, cuánto cambia –si es que cambia– el 40% a 31% de las PASO favor de la oposición; lo mismo habrá que observar en la provincia de Buenos Aires (38%/34%); y, en el Congreso, ver si en la Cámara de Diputados se verifica el virtual empate y si en el Senado el oficialismo pierde o no la mayoría”.


Afirmó que “la unidad de la coalición gobernante estáatada con alambre, con nuevos ministros del peronismo histórico y una política económica que incluye gastos extras, más control de cambios a las importaciones y congelamiento de precios. Después del 14 habrá que barajar y dar de nuevo según los resultados de las urnas.


Melconian vaticinó que “en el lapso que queda hasta las elecciones, es decir el corto plazo, estará marcado por tensión cambiaria, con drenaje de reservas y una brecha mayor entre el dólar oficial y el paralelo. Por otro lado –subrayó- la noticia positiva de que tras las PASO creciera la chance de un cambio de gobierno en 2023 quedó sepultada debajo de la incertidumbre política y económica”.


“Desde el lunes 15 hasta marzo habrá dos fechas clave”: una política, lo que sucederá el 15; y otra financiera, la del 22 de marzo, cuando vencerá otro pago gordo al FMI y ya no quedarán suficientes DEGs, los derechos especiales de giro, un activo de reserva internacional creado por el FMI para complementar las reservas oficiales de los países miembros”, agregó.

Mirando hacia adelante, planteó que “desde abril de 2022 hasta las PASO de 2023, esos aproximadamente 500 días estarán marcados, como mínimo, por la inestabilidad interna y externa”.


Post PASO

Los resultados de las PASO sin dudas desconcertaron al oficialismo. El economista comentó que “El Gobierno después de las primarias luce en estado de shock y no reacciona; ha cometido una variedad de errores casi diariamente. Y es poco probable que pueda revertir los resultados del 12 de septiembre, por eso aspiran al menos a controlar los daños, o sea, no perder tantos senadores, por ejemplo”.


“Si el 14 no se produce un milagro, el 15 habrá borrón y cuenta nueva y en el oficialismo todos los actores, con excepción del Presidente y la Vice, quedarán a tiro de decreto, incluido el ministro de Economía. Pero un dato no menor es que por primera vez en su historia el peronismo es una alianza desarmable y no un movimiento detrás de un líder”, agregó.


Preguntas

Las preguntas que Melconian se formuló fueron varias, todas sin respuesta aún: ¿Cuán formal y acotado quedará el poder del Presidente? ¿Cuán aislada o no quedará la Vice? ¿Quién quedará a cargo en la toma de decisiones políticas en general y económicas en particular?


“La fragilidad macro cambiaria imperante y los dos años que aún le quedan de mandato de Alberto Fernández, ¿desalentará las excursiones populistas extremas por una cuestión de supervivencia política? ¿O profundizará el intento de radicalización?”, se preguntó también Melconian.


Economía

Metiéndose en el terreno económico, Carlos Melconian dijo que “El FMI hasta ahora ha sido un testigo pasivo de la crisis y esperan que arranque una negociación en serio para acordar antes del 22 de marzo. En 2020 y 2021, la Argentina ganó tiempo pagando, pero 2022 es la hora de la verdad porque no se puede pagar. El mínimo y modesto objetivo de un acuerdo es evitar entrar en atrasos. El FMI tiró la toalla respecto a un programa con reformas estructurales, un plan para estabilizar la macro y salir del estancamiento. Y el Gobierno tampoco tiene gran vocación de cumplir los condicionamientos típicos de un acuerdo de facilidades extendidas”, opinó.


Para Melconian, este embrollo en que se encuentra el gobierno de los Fernández “es el gran test político de para dónde arrancará la alianza gobernante después de la elección. Aun con buena predisposición internacional, no habrá acuerdo sin condicionalidades de política macro. Y ese eventual acuerdo sería un ancla necesaria, pero no suficiente, para evitar que la crisis macro se espiralice”.


Melconian vaticinó que “en 2022 y 2023 persistirán dos inestabilidades: por un lado, la inestabilidad fiscal, monetaria e inflacionaria básica, y, por el otro, la inestabilidad cambiaria básica. Con los niveles actuales de déficit fiscal primario y déficit cuasi fiscal y su monetización, la macro está condenada a tasas de inflación del 40/50% anual con riesgo latente de tornarse inestable. Aun con el saldo exportable más grande de la historia, los DEGs, el súper cepo, el desplome del turismo al exterior y cero pagos de bonos en dólares, el Banco Central termina 2021 con menores reservas netas de las que arrancó”, agregó.

Con relación a la inflación, dijo que “la decisión de retomar los congelamientos de precios está atada a la no efectividad coyuntural del anclaje cambiario y tarifario. Lo peor para la transición macro 2022-2023 sería atarse a los controles de precios a los anclajes tarifarios y cambiarios. Para durar y llegar con la inestabilidad macro relativamente estabilizada será más efectivo tolerar que reprimir la alta inflación, mover y no anclar nominalmente el dólar y las tarifas”, indicó.


Conclusiones finales

Carlos Melconian varias conclusiones interesantes y planteó que “Está descartado que el Gobierno ensaye un plan de estabilización. Por eso 2022 y 2023 serán de inestabilidad macro, el tema es si estable o inestable. Hay que tener en cuenta que frente a errores groseros de política económica o una crisis de gobernabilidad, hay caldo de cultivo para un riesgo de espiralización. Si primara el instinto de supervivencia política y se llegara a un acuerdo con el FMI que encapsulara mínimamente la inestabilidad macro, está abierta la posibilidad de una inestabilidad que no se espiralice”.


Por otro lado, destacó que, para él, “La condición para la no espiralización es que se internalice que es una macro que cierra sí y sólo sí con una tasa de inflación alta en torno al 40/50% anual, dado que la inflación actúa como atenuador de bombas nominales riesgosas”.


Y aclaró que “No espiralizar requiere no reprimir. Todo esquema de represión que busque bajar la inflación, por ejemplo, al 25% anual, es de alto riesgo. En este modelo insípido, la inflación está para administrarse y no para reprimirse. Administrar estas transiciones requiere además un uso intensivo del crawling peg, que es una devaluación progresiva de la moneda y controlada por el Banco Central, cambiario y tarifario. También requiere evitar fogonazos salariales e implementar políticas fiscales-monetarias, en un acuerdo con el FMI. No es momento propicio para un “Remes a la 2002”, dado que sería inconveniente debido a la actual inestabilidad, las bajísimas reservas del Banco Central y la fuerte inercia inflacionaria. Tampoco hay margen para un “plan bomba” a la 2015 porque le estallaría al propio Gobierno. Son tiempos de políticas económicas para aguantar, de elongación y transición “a la Jorge Wehbe en 1962, 1973 y 1983”, indicó en el final de la riquísima conferencia, seguida con mucha atención por una importante audiencia.

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