Llegó al techo la capacidad exportadora del sector porcino
La furia de la demanda china que se viene registrando en los últimos meses, tanto de productos agroindustriales como de alimentos, fue un salvavidas más que oportuno para el sector porcino argentino.
La cadena de valor porcina argentina –a diferencia de lo que ocurre en Brasil– está concentrada en el mercado interno. Durante los primeros meses del encerramiento obligatorio (abril y mayo pasado) los precios del capón se derrumbaron en línea con una caída considerable del consumo de carne de cerdo y chacinados.
Cuando parecía que se venía la noche, a partir de junio los importadores chinos –ya sea a través de empresas privadas como controladas por el gobierno central– comenzaron a comprar a dos manos granos, harinas vegetales, aceites, carnes y alimentos elaborados.
En ese marco, las exportaciones argentinas de productos cárnicos en junio superaron las 4400 toneladas mensuales (peso producto) para luego alcanzar más de 4600 toneladas en julio y comenzar a descender a 4137 toneladas en agosto, según datos oficiales que publica VALOR SOJA.
Eso permitió que el precio del capón en los últimos cuatro meses se recuperara en pesos argentinos, aunque, medido en moneda maíz, se encuentra en torno a un 10% por debajo del valor registrado un año atrás.
Sin embargo, a partir de septiembre las ventas externas comenzaron a aflojar –el mes pasado se habrían ubicado en torno a las 3700 toneladas– debido a que a los frigoríficos exportadores les resulta oneroso el actual precio del capón en el actual contexto de atraso cambiario combinado con un derecho de exportación del 5,0% del valor FOB.
Por tal motivo, el impulso que venía dando la demanda china a los precios internos del capón parece haber finalizado, dado que no están dadas las condiciones internas para aprovechar la explosión de compras realizada por China.
No es el caso de Brasil, donde la devaluación del real promovida por el gobierno de Jai Bolsonaro –en el marco de un entorno macroeconómico con inflación de un dígito– está estimulando con creces las exportaciones agroindustriales.
Las exportaciones brasileñas de productos cárnicos porcinos en los primeros nueve meses de 2020, según los últimos datos publicados por la Associação Brasileira de Proteína Animal (ABPA), fueron de 764.900 toneladas, una cifra 42,9% mayor a la del mismo período de 2019 y superior a la embarcada en todo el año pasado (750.000 toneladas). China representa en lo que va del presente año un 66% del total vendido.
Luego del desastre productivo generado por la expansión de la fiebre porcina africana (2019) y de la desaceleración económica potenciada por la emergencia sanitaria del Covid-19 (2020), el gobierno central chino se propuso recomponer existencias de alimentos básicos frente a un probable nuevo escenario de conflicto político con EE.UU. en caso de una victoria electoral de Trump en las elecciones presidenciales del próximo 3 de noviembre.
El nivel extraordinario de importaciones agroindustriales registrado en China –junto a un inusual programa de racionamiento interno de alimentos– puede representar eventualmente el preaviso de un factor de inestabilidad global.
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